Pasar de dirigir equipos y proyectos en una empresa consolidada del sector a emprender en solitario supone un cambio drástico. Un día tienes un despacho, un equipo a tu cargo y una rutina estructurada, y al siguiente estás solo en un coworking, con la responsabilidad de diseñar desde cero un negocio que aún no existe. Este fue el contexto en el que nació Hábilon Elearning. Nuestro sexto aniversario me parece un momento clave para contar cómo fue el inicio de esta aventura.
En diciembre de 2018 fue mi último mes tras más de 20 años en una empresa del sector. En ese momento, tenía claro que no quería seguir el camino fácil, y estuve desoyendo ofertas que llegaron en esos meses. Sabía lo que quería hacer y me puse manos a la obra a darle forma. Tras toda mi vida trabajando como asalariado, me dispuse a crear mi propia empresa.
Durante dos meses me encerré para diseñar un plan estratégico sólido. Un aspecto crucial fue poder aplicar todo el conocimiento y know how previo tras mi larga experiencia en el Elearning. Desde ahí, ya surgieron nuestras dos palabras clave: especialización y diferenciación, que siguen estando presente a diario.
Crear un negocio desde cero es una cosa, pero desarrollar un producto propio, fabricarlo y posicionarlo en el mercado es un reto completamente distinto. La idea inicial era combinar cursos propios con formación de otros proveedores, pero pronto quedó claro que, para que Hábilon fuera realmente diferente, necesitábamos apostar por el primero en su totalidad. Esto supuso una mayor inversión, un aumento del riesgo y más tiempo.
El primer gran desafío fue crear las Unidades Mínimas de Aprendizaje (UMAs), un concepto propio de Hábilon que marca esa diferenciación. Una vez definido el producto el siguiente reto fue “vender” el proyecto a los primeros Autores del claustro de Hábilon. Me marqué el reto de conseguir implicar a los 10 primeros Autores como punto crítico para poder seguir avanzando en la idea de negocio que había diseñado. Teníamos que desarrollar un Catálogo de Cursos que tuviera volumen suficiente para que se nos reconociera como proveedor, algo que supuso más de un año de trabajo antes siquiera de salir al mercado.
Mientras tanto, pasé de gestionar equipos amplios a ocuparme de todo en solitario. Desde el desarrollo del producto hasta la creación de la web, cada decisión pasaba por mis manos. Durante el primer año, fui la única persona en Hábilon hasta que, al año siguiente, incorporé a la primera asalariada. Creedme cuando digo que sentí una enorme satisfacción al ampliar el equipo por primera vez.
Después de dos meses dedicado plenamente a la constitución de la empresa, en febrero de 2019 Hábilon quedó constituido oficialmente y en noviembre entramos en La Farola, la aceleradora de empresas de Andalucía Open Future. Todo parecía alineado para comenzar a operar con estabilidad, pero justo entonces llegó el COVID-19. Aunque el e-learning vivió un crecimiento acelerado, Hábilon aún no era un actor consolidado en el mercado y en tiempos de incertidumbre pocas empresas apuestan por lo desconocido.
Seis años después, con más de 300 clientes, uun claustro de 48 autores y presencia en España y Latinoamérica, este aniversario es un momento ideal para compartir este proceso. Me gustaría decir que tras esos inicios en los que mi dedicación al proyecto era plena, ahora todo ha cambiado, pero no es así. Fundar una empresa exige dar el 100% a diario, pero también supone sentir todos los avances e hitos con una enorme satisfacción. Sin duda, nada de esto sería posible sin mi equipo, que creyó en Hábilon cuando aún no teníamos una trayectoria que nos respaldara.. A día de hoy, echo la vista atrás y siento mucho orgullo. No había contado antes esta historia, pero creo que merece ser compartida porque me hubiera gustado leer algo así cuando estaba en esa etapa.
Autor: Alfonso Ochoa – CEO Fundador de Hábilon Elearning.
