¿Puede la formación solucionar los problemas actuales del ámbito empresarial?
El impacto real de la formación para las empresas y trabajadores va más allá de un listado de beneficios. Contextualizar esta actividad en el panorama actual resulta esencial para determinar su importancia.
“Formarse es positivo”, nadie lo duda. Ir al colegio, después a instituto, realizar una carrera universitaria u optar por la formación profesional, después especializaciones y cuando llegas al mercado laboral, seguir haciendo cursos y formaciones, porque la formación es importante. Esto es una realidad, en la sociedad está arraigada la idea de que formarse siempre es una buena opción. Y no es mentira, porque hasta del curso más cutre se aprende. Se aprende a saber qué es lo que no se debe hacer.
Esta premisa no viene de la nada. Son múltiples los beneficios que supone la formación para las empresas de manera general. Estas ventajas podrían resumirse en los siguientes puntos:
- Crecimiento de la calidad de los productos y servicios que ofrece la compañía.
- Aumento de la productividad de la cadena de producción, que se traducirá en una mejorar del rendimiento general de la empresa.
- Mejora la competitividad de la empresa, ya que la calidad de esta aumenta.
- Permite la retención del talento.
- Supone el crecimiento de los recursos humanos de la entidad, permitiendo contar con una plantilla más polivalente o especializada.
- Da la posibilidad de abarcar nuevas estrategias o ramas de negocio.
- Mejora el contexto laboral, así como afianza la misión, visión y cultura empresarial.
Más allá de este listado, nos centramos en otra realidad. Y es que es prácticamente imposible que una persona trabajadora siga siendo igual de productiva para la empresa en el momento que se contrata que cuando pasa un tiempo. El panorama cambia a un ritmo vertiginoso y aunque la experiencia aumenta los conocimientos, hay gaps a los que no llega, donde es necesaria la formación.
Además de esta realidad, y para dar contexto a este listado, se debe atender a la situación actual. Según estudios recientes, el 48% de las personas empleadas en Europa tienen previsto cambiar de trabajo en un año. Así mismo, estas investigaciones confirman. Que solo el 21% de las personas trabajadoras confían en el CEO de su empresa. Estos datos también lo perciben las empresas. Y es que el 60% de las compañías en Europa afirman que se ha deteriorado en el último año el compromiso de las personas empleadas con sus trabajos.
Si nos centramos en la formación para mejorar las capacidades laborales, el ámbito que concierne a esta red, vemos que hay un gran problema. Y es que existe una gran incoherencia entre “lo bueno” y “la realidad”. Nos referimos a que tres de cada cuatro empresas en España no ofrecen formación a sus trabajadores. Es decir, el 100% de las empresas sabe que si mejoran las capacidades del personal, la empresa será mejor. Pero el 77,65% de las empresas no es acorde con esta premisa.
La desconfianza, falta de arraigo y el constante cambio son algunos de los factores que están perjudicando actualmente a la relación entre empresas y personal. A pesar de que es un problema que se debe abordar desde varias perspectivas, ofrecer un plan de formación de calidad para la plantilla puede contribuir de manera muy positiva a atajar esta situación.
Por lo tanto, atendiendo a este listado y al anterior, se puede deducir que la desconfianza y la falta de arraigo mejorarán a través de la formación. Así mismo, dotará de herramientas a ambos agentes para enfrentarse a los múltiples cambios actuales.
No hablamos de varitas mágicas, sino de un paso hacia la solución
Has llegado hasta aquí leyendo el artículo. Te damos las gracias pero te advertimos de que nada de lo que ha leído es verdad si la formación que ofrecemos no es de calidad. Y cuando hablamos de calidad no nos referimos a que ofrezcamos el mejor curso posible disponible, sino que sea una formación especializada, personalizada según la situación personal y profesional de la persona que la va a realizar y sobre todo, que cubra las necesidades formativas reales que demanda el puesto de trabajo en esos momentos.
Es por ello que, no contemplamos la formación como una varita mágica. La contemplamos como un empujón positivo hacia la solución. Cuidar el contexto laboral incumbe a las empresas, sobre todo cuando este deterioro está perjudicándonos. Por ello, la situación se merece una repensada, una búsqueda de estrategia. Este artículo no es más que una propuesta, creemos en la formación como una herramienta que puede mejorar la situación actual. Los datos nos avalan, pero eso es lo de menos, ya que la lógica primitiva también lo hacen. ¿Por qué si sabemos que “formarse es positivo” la mayoría de las empresas obvian esta estrategia para mejorar? Quizás, a veces, no hay que ir a la respuesta, sino a la efectividad y recurrir a la expresión de que “nunca es tarde si la dicha es buena”.
Autor: Alfonso Ochoa – CEO Hábilon Elearning.